La diosa Lustitia.
-¿Qué quieres ser de mayor?- "abogada de lo imposible" contestaba su madre irreverente y capciosa, y ella la odiaba hasta el infinito, igual que a su crema de calabaza.
Para su doce cumpleaños le regalaron un cachorro de dalmata y ella era feliz, hasta que la empresa de su padre hizo renovación de plantilla con el consiguiente despido, entonces la madre se deshizo del animal y la niña le declaró la guerra: ese día juró que se comería su asqurosa crema de calabaza y le haría creer que le gustaba, sólo para no darle el gusto de regañarle, también decidió que sería abogada de casos imposibles.
El primer año de universidad se le atragantó el derecho romano, después descubrió en la bogacia la pasión de su vida, pero el escritor decidió cambiar el tema de su novela y con su pluma le dio un toque magico al personaje convirtiéndola en el simbolo de la diosa lustitia, como simbolo de la ilustración de su novela.
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