Un monstruo dentro del laberinto.
Para encontrar algo es necesario buscarlo, pensaba.
Sabía que tenía que
buscar una solución a mi angustia; ese monstruo que absorbía mi energía.
Pero.... ¿por dónde empezar a buscar? Todos los caminos
parecían vetados.
Las dudas me asaltaban y no me dejaban vivir. Mi existencia se convirtió en una gran
pesadilla con cientos de obstáculos a cada cual más penoso de superar.
Al principio traté de ignorar el problema, pero volvía a mí como un bumerang maldito.
En mi desesperación desee la muerte del causante, pero el solo pensamiento hacia que mi
conciencia se revolviera contra mí.
Le ofrecí dinero, pero el monstruo abría sus manos en un
intento de abarcar más de lo que yo le podía ofrecer. Me maltrataba y se reía
de mi.
Elegía un camino al azar y me perdía en el laberinto de mi
conciencia. Volvía al punto de partida y emprendía otro camino que volvía a
perderme en el laberinto.
Mi último pensamiento antes de acostarme y el primero al levantarme, eran para el monstruo.
Estoy en el último camino del laberinto, he explorado ya el
resto sin encontrar la solución, tome el camino que tome el monstruo me
perseguirá y con sus grandes y deformes ojos, disfrazado de ternura y
bondad vendrá hacia mí y me engullirá, o quizá ya lo ha hecho.
En un momento de despiste creía que el monstruo dejaría de
controlar mi vida, pero de pronto desplegaba sus tentáculos y se apoderaba de
mi conciencia anulando todo intento de vencerlo.
Interesante, voy a hurgar más por aquí.
ResponderEliminarGracias jordin, mira todo lo que quieras. Saludos.
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