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domingo, 5 de noviembre de 2017

una orquesta nocturna.

Una orquesta nocturna.


Los meses de julio y agosto en Cazorla solían traer insomnio a causa del asfixiante calor. En las casas nuevas se multiplicaba por dos, pues un sol de justicia, como decían los mayores, nos torturaba todo el día, y el rescoldo nos quitaba el sueño por la noche.
los zagales dormíamos  de igual modo, agotados de andar todo el día por aquellos "andurriales".
Uno de aquellos veranos, mi hermano pequeño, aficionado a capturar pequeños animales para observarlos y divertirse, cogió más de una docena de grillos cantadores, de los negros.
Mi madre ha tenido siempre un miedo horrible a todo bicho viviente por pequeño que fuera. Mi hermano escondió los grillos, metidos en su correspondiente lata,   en el contador del agua que estaba en el patio bien cerrado, con su puertecilla y todo.
Al llegar la noche  empezó la sinfonía. La orquesta de grillos no dejó de sonar hasta el amanecer. Por la mañana las vecinas empezaron a quejarse, mi madre entre ellas, y mi hermano callado.
La cosa fue a más y el chiquillo sin decir ni pio; no se atrevía a confesar que tenía una orquesta guardada en una lata.
Los vecinos empezaron a acusarse unos a otros de hacerse la "puñeta". Cuando mi hermano vio el rumbo que tomaba el asunto, llevó a mi madre hasta en contador del agua, lo abrio y.......grillos y madre salieron saltando despavoridos. Se descubrió el pastel.
Las disculpas no fueron suficientes para los vecinos que parecían zombis después de varias noches sin dormir. Amenazas de denuncias iban y venían y lo peor,  la inquina que despertó el zagal.
 todo quedó, afortunadamente,  en una anécdota, aunque después, cuando algún chiquillo hacía una travesura, los ojos inquisidores de dirigían a mi hermano, fuera o no él.
 


        

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