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martes, 4 de octubre de 2016

La clave.
Siempre me pareció horrible escribir en las puertas de los aseos públicos, sin embargo, y con cierto morbo leo y releo los autógrafos que la gente deja. Me ocurre, sobre todo, cuando viajo, en los baños de esos bares de carretera que van desapareciendo y son sustituidos por modernas y caras áreas de servicio.
    El otro dia, entré en un solitario aseo de esos y leí algo que me sorprendió. Entre la maraña de firmas, dedicatorias, soeces, dibujos de penes descomunales, la vi....era  una clave y desvelaba el misterio de un asesinato que había tenido en jaque a la Policía de todo el pais; también anunciaba el siguiente crimen, daba claves del día la hora, localización  y hasta las coordenadas.
Salí corriendo, puse el coche en marcha y se me olvidó hasta poner gasolina. Mi movil, como siempre, estaba sin batería.
Llegué a la siguiente estación de servicio en reserva, pedí un teléfono  a la primera persona que se me cruzó para hacer una llamada a la policia, apenas quedaban unas horas para que se cometiera el siguiente crimen, el hombre me miró y negó con la cabeza, debió asustarse de mi gesto desorientado.
Busqué una cabina telefónica, pero fue inutil, había sólo una desvencijada y sucia, no tenía ni teléfono.
Con la garganta seca y el corazón desbocado saltando arritmicamente en mi pecho, salí de la autovía y entré en el siguiente pueblo, fui directamente al cuartel de la guardia civil y cuando les conté lo que había visto se rieron de mi. A esas alturas debieron pensar que era una loca cualquiera. Less rogué que me acompañaran y lo vieran ellos mismos.
Apenas quedaba una hora para que se cometiera en asesinato.
Por fin conseguí que me acompañaran, pero circulaban lentos, como si quisieran hacerme padecer.
Quedaba sólo media hora cuando llegamos al bar. Entré corriendo, como alma que lleva el diablo, abrí  el baño de señoras y.........acababan de pintar la puerta.
No podía creermelo, esa puerta hacía años que no la pintaban y ahora habían borrado las claves que impedirían un asesinato.
Los guardias civiles se rieron de mi.
Aquella noche no pude dormir.
Al dia siguiente, las noticias anunciaban el hallazgo de un cadáver, al parecer en las mismas circunstancias que el anterior    


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