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lunes, 11 de enero de 2016

besos helados

A mi vecina le gustan mucho las plantas, tiene una galería a modo de invernadero que parece un jardín. Cada vez que se ausenta unos dias  me pide que se las riegue. A mi no me supone un gran esfuerzo y paso a regarlas de vez en cuando.
El otro día me dijo que se iba  porque su madre, que vive en otra ciudad bastante distante, estaba eferma.
 Como no soy cotilla, ni me interesa la vida de los demás, entro, riego la infinidad de plantas y salgo de su casa sin fijarme en los detalles, jamás se me ha ocurrido abrir un armario o un cajón, pero el otro día vi luz por la rendija de la puerta de la salita y pensé que se la había dejado encendida. Abrí la puerta y mi desconcierto fue total cuando vi a la anciana madre de mi vecina sentada en un sillón haciendo ganchillo. La saludé cordialmente y ella me dio un abrazo, tenía la cara y las manos heladas. Salí como alma que lleva el diablo, cogí el movil y llamé a mi vecina.
-como va todo?le dije y le noté la voz apagada y compungida.
- Mi madre acaba de morir, contestó.

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