Las musas.
Me desperté de madrugada soliviantada y confusa. Una música envolvente sonaba en mi cabeza, un olor increible penetraba por mi nariz, el corazón me latía desbocado y una voz interna me desbocado al oido que debía escribir.
Encendí el ordenador y mis dedos se deslizaban por las teclas casi irracionalmente.
Las letras formaban palabras y las palabras frases y estas párrafos. No podía parar. Pasaron varias horas hasta que me di cuenta de que no me había vestido, ni había desayunado; perdí la noción del tiempo y olvidé hasta mis preocupaciones.
Era la inspiración. Las musas me hicieron compañía hasta que acabé de escribir mi novela.
Me desperté de madrugada soliviantada y confusa. Una música envolvente sonaba en mi cabeza, un olor increible penetraba por mi nariz, el corazón me latía desbocado y una voz interna me desbocado al oido que debía escribir.
Encendí el ordenador y mis dedos se deslizaban por las teclas casi irracionalmente.
Las letras formaban palabras y las palabras frases y estas párrafos. No podía parar. Pasaron varias horas hasta que me di cuenta de que no me había vestido, ni había desayunado; perdí la noción del tiempo y olvidé hasta mis preocupaciones.
Era la inspiración. Las musas me hicieron compañía hasta que acabé de escribir mi novela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario