La cocina de mi tía olía a bizcocho de naranja y canela. En primavera , cuando florecían los rosales y las celindas en el patio trasero , los olores se mezclaban con las notas de música de la radio y yo sentía algo muy parecido a la felicidad.
Mi tía cosía y cantaba , mientras el bizcocho de naranja se deshacía dulce y tierno en mi boca y los rayos tímidos del sol en primavera reconfortaban mi alma infantil.
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