El cristal tamizaba los rayos de sol invernal, mientras Elogia
colocaba el sillón cerca de la ventana, al lado del teléfono, y empezaba a
tejer.
Lo hacía cada día desde hace varios meses.
Cuando su vida se apaga, aún tiene una ilusión: Ver nacer a
su primer bisnieto.
Dos derecho, dos revés, dos juntos......... vuelta empezar.
Entre pasada y pasada recuerda cuando vinieron sus hijos, cómo
ella, con mucho sacrificio, les procuró una vida mejor que la suya. Después
vinieron los nietos y también ayudó a criarlos.
Y ahora no deseaba más que ver la carita de esa criatura que
nacería en breve.
Dos derechos, dos revés, dos juntos y vuelta a empezar.
En una caja (bien ordenado) espera el ajuar del bebé, sólo faltaba el último
jersey. También la llamada.
Llamada que no llegó porque Elogia poco le importaba.
Una mañana sonó el teléfono ¡ring, ring, ring, ring!
Elogia ya no podía oírlo, entre sus manos el último jersey
espera al bebé.
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