¡Se quería tanto, era tan perfecto, tan inteligente! Que su
vida acabó por ser más aburrida que una reunión de beatas en una tarde de
domingo.
Todo lo hacía bien, no había nadie por encima de él, ni
siquiera las nubes se atrevían a
sobrepasarle.
Una tarde que
amenazaba tormenta, una nube gris osó posarse por encima de él. Fue su final,
el mundo se le vino encima, herido en su
orgullo se derrumbó y decidió acabar con todo.
Se subió a un árbol de cinco metros y con una soga de seis
se colgó. Ahora, además decepcionado estabas avergonzado y herido.
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