Ausencia de marca.
Desde su habitación en el asilo, por un extraño fenómeno de
psicoquinesia, el viejo, afamado y jubilado letrado señalaba
en su almanaque días al azar que después se reproducían en el calendario
del juez, del fiscal, de los abogados e incluso del bedel del juzgado de lo
penal.
Si la marca era verde, el juicio de ese día sería breve y sin complicaciones,
si era roja largo y tedioso, si era negra
todo el mundo se echaba a
temblar, pero lo peor era la ausencia de marca, significaba una muerte segura.
No sería la primera vez que el viejo acertaba.
Después de varios años,
por fin aquel día, se dictaría sentencia y el juicio finalizaría, a pesar de la
ausencia de marca en el calendario.
Mientras se celebraba
el juicio el viejo abogado moría, no antes de dejar sin marca el día previsto
para la convocación de la siguiente vista.
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