Datos personales

domingo, 18 de enero de 2015

Mi dolor ageno.


Mi dolor ajeno

La punzada de dolor provenía de fuera. Entraba por alguna rendija, se expandía por los entresijos   y se multiplicaba de manera exponencial  a todas las células de mi cuerpo. Se concentraba en el pecho y me oprimía, creándome una gran ansiedad que no me dejaba vivir.

El dolor venia  de una enfermedad ajena que, por alguna razón desconocida para mí, un día, inconscientemente decidí asumir.  Apropiándome de ella como un espíritu maligno se apodera de su víctima.

Cuando la opresión se hizo insoportable decidí luchar sin saber cómo hacerlo, sin armas y sin recursos, pero segura de asumir una parte de culpa que no era mía, que me era ajena y que asumía puerilmente  por quitarte una parte de sufrimiento que te correspondía , resultado de gestionar mal tu vida.

Removí el pasado buscando  la causa por la que asumí parte de tu enfermedad y me encontré con el remordimiento de mi conciencia que, resentida conmigo misma por viejas historias de asuntos no resueltos, transformaba mi culpa en ansiedad, llevándome por el camino de la empatía elevada al más alto exponente.

Entonces comprendí que no por conocer la causa podía evitar el efecto.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario