¿A que huele una infancia feliz?
Una infancia feliz huele a papilla de cereales y fruta, a
leche caliente con cacao, a chicle de
fresa, a chocolate con pan, a palomitas, al perfume de mamá, el de su piel y el
de la botella de cristal, a zumo de naranja recién exprimida.
La infancia huele a la calidez de los abrazos de mamá, a
sábanas limpias entre las que se deslizan dulces sueños infantiles, al papel
nuevo de las libretas y libros del colegio, a tierra mojada después de una
tormenta de verano, a tantas y tantas osas evocadas con dulzura y condescendencia a lo largo de la
vida adulta......
¿A que huele una
infancia desdichada?
La infancia desdichada huele a leche fría en invierno, a
caramelo roto, a pan sin chocolate y golpes, al hedor detestable de una madre que maltrata, a zumo
agrio.
A pañales sucios y sábanas frías, entre las que se deslizan
las pesadillas de un niño solitario y sin cobijo. Al papel de las libretas y
los libros recién estrenados que se convertirán en tortura a medida que el
curso avanza y el niño siente sobre su piel la indiferencia de los compañeros y
el desprecio del maestro.
A tantas y tantas cosas que harán de él un adulto
desgraciado........
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