Datos personales

sábado, 25 de octubre de 2014

LOS OLVIDADOS


Los olvidados.

Son como niños grandes de piel flácida y mirada tierna. Con arrugas dentro de las arrugas que desfiguran sus facciones. El color  indeterminado de sus ojos y su brillo apagado desdibujan el ángulo. El contorno de sus bocas de labios temblorosos y rictus indefinido apaga sus sonrisas.

 Miran atentamente cuando les hablas, unas  veces porque no te oyen, otras porque no te entienden y algunas porque quieren hacer bien todo cuanto les dices.  Porque se sienten vulnerables y torpes en sus movimientos, porque han olvidado cuando eran ellos los que tenían razón y manejaba su vida y la tuya. Porque sienten que sólo tú puedes salvarles de su eterna soledad, de su día a día de rutina y sinsabores, la rutina del que nada espera y los sinsabores de quién fue generoso, dio todo y recibe poco o nada a cambio.

Largos días de hastío, resignación y paciencia, de justificaciones  y halagos al hijo que no viene, que no puede, que se olvida. Inmensas noches en blanco pensando, quizá, en esa llamada que no se produce o en la visita que no llega.

Guardan pequeños tesoros apolillados y carcomidos. Sus casas están llenas de recuerdos ruinosos que conocieron tiempos mejores, de objetos sin valor  que rellenan los rincones polvorientos.  

Un día se van y sus pequeños y queridos tesoros quedan esparcidos por la basura, sin que nadie lo remedie, sin más valor que el recuerdo unido al sentimiento que  cada uno de ellos evocaba.

Y la  vida vuelve a empezar y cada cual guarda sus pequeños tesoros que poco a poco se llenan de polvo y se apolillan y se convierten en objetos inservibles, pasados de moda, que otros tiraran y quedaran esparcidos por la basura....

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario