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domingo, 14 de septiembre de 2014

Un mal día


Es lunes y la lluvia no ha parado en todo el fin de semana. Salgo a la calle, camino del bufete y a los cinco minutos noto el calcetín derecho empapado ¡maldito zapato! Ha dejado entrar el agua y ahora tendré que ir al juicio con los pies mojados, no tendré tiempo ni de parar a comprarme otros.

Llego al trabajo y suena el teléfono, mi secretaria aún no ha llegado, descuelgo, es Pablito.

-Mamá, mamá la tortuga no está, hay algún indicio de haberse precipitado por el balcón.

El niño empezó a llorar y la madre le prometió comprarle otra.

Menudo día, estaba segura de que hoy no saldría nada bien, ni el alegato que había preparado minuciosamente y no la había dejado dormir.

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