Papá, ¿tú no tienes frío?, preguntó Isatou arrebujándose entre los brazos desnudos de su
padre.
-No cariño, papá no siente
frio.
¿Y hambre, tampoco tienes hambre? Preguntó intrigada, abriendo sus grandes ojos
negros mientras se comía la última ración de su padre.
-No mi vida, papá ya ha comido.
-Entonces ¿por qué tiritas y no te he visto comer?
-Ya lo sabes, papá se convierte
en mago cuando estamos juntos.
Isatou abre los ojos, dos lágrimas recorren sus mejillas al recordar como su padre dejaba de tiritar a
bordo de aquel cayuco que les llevaría a la tierra prometida.
las últimas palabras de su padre a bordo de
aquel cayuco que la llevaría a la tierra
prometida.
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