De pronto cesaron los
aplausos y los gritos, el silencio se hizo absoluto, la oscuridad llenó
el auditorio y sintió como su cuerpo iba cayendo poco a poco en un pozo sin
fondo, no podía gritar para pedir que alguien le ayudara en su viaje a ninguna
parte. Despertó dos días después en la cama de un hospital conectado a una
máquina, sintió alivio al saber que solo había sido un infarto de miocardio, por
momentos llegó a pensar que la muerte le había sorprendido en medio de toda
aquella gente extraña que aplaudía a cada palabra que salía de su boca. Promesas
en las que hacía mucho tiempo que él no creía ,se tomó todo esto como una señal, como un
aviso y a partir de entonces su vida tomó otros derroteros.
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