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viernes, 26 de septiembre de 2014

Del diario de Isa TOC TOC.


Del diario de Isa TOC  T OC.

_ ¡Isa para! – eran las primeras palabras que decía mi madre nada más levantarme, la últimas antes de acostarme y a todas horas.

Al acostarme, entre la seguridad de las sábanas impolutas de mi cama, hacía el firme propósito de no repetir mis rituales. Pero era superior a mí, siempre acababa por sucumbir.

Uno, dos tres, golpecitos en el travesaño derecho de la cama, uno dos tres, en el izquierdo. Tenían que ser impares y la misma cantidad. Ponía mi peluche sobre la almohada, siempre a mi derecha y me dormía plácidamente, no antes de colocar la mantita para encima de los pies, en invierno y en verano.

Al despertarme necesito completar mi ritual, uno dos tres golpecitos a la derecha.... ¡por favor que no entre mamá  antes de completar mi ritual¡ pero mamá entra y ¡mierdaaaa! Me he quedado a medias, la ansiedad que me produce es tremenda.

Mamá se entretiene contándome las gracias de Pablito.

-Por favor que salga ya- me digo a mi misma haciendo una mueca parecida a una sonrisa.

Por fin sale y completo mi ritual, pero no recuerdo si he dado tres golpecitos a la derecha o han sido dos, empiezo de nuevo, completo y me relajo. Ahora sí, ya puedo ir al baño.

Entro en la ducha en silencio, sin que mamá me vea, si se acuerda que me duché anoche tendré que inventar una historia. El calentador no está puesto, da igual con agua fría, rápido, que no venga. Me ducho deprisa con agua fría y al fin me seco sin que aparezca mamá, ¡¡¡biennnn!!!, me relajo.

Cojo seis galletas, dejó una y mamá me dice que me la coma, pero no comprende que no puedo comer seis, han de ser impares, me obliga, pongo una excusa y voy al baño, la tiro y vuelvo tranquila.

El día transcurre entre rituales a escondidas, lavado de manos y regañinas en el colegio.

Por fin llega la noche y me meto en la cama, la manta de los pies no está, la busco y no la encuentro, ya sé, no hace frio, pero necesito tener algo de peso sobre mis pies. Entra mama en la habitación a darme un beso de buenas noches, que no tarde mucho, pienso. Se va pronto y empiezo mi ritual, tres a la derecha, ¡mierda! Ahora entra papa, se despide y por fin....tres derecha, tres izquierda    y me duermo  agotada, pero Plácidamente.

¡Me gustaría tanto poder controlar esos impulsos!

Pero no es fácil, nadie me comprende y tengo que pasar la vida haciendo cosas a escondidas como si fuera un delincuente.

 

 

 

 

 

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