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jueves, 17 de agosto de 2023

¿Y el verbo se hizo carne?


El año pasado obtuve un importante premio literario  al que me presenté con el seudónimo del personaje que creé cuando  solo tenía doce años, y cuyo carisma me ha proporcionado múltiples éxitos.  

La novela se sitúa  entre las más vendidas. Empleé años en reinventar y perfeccionar el personaje de Lola: igual la dedicaba a la investigación  que a postular con una hucha, a defraudar, a mendigar o a estudiar física cuántica.

Al principio me costaba imaginarla en diferente registros, después era ella la que, susurrando me dictaba insólitas historias. Yo solo tenía que deslizar mis dedos por el teclado del ordenador y escribir  sus inauditas historias.

En esta, mi última novela, de lícito éxito, modestia aparte, Lola era abogada  y a pesar de estar siempre ocupada en una conciliación o una audiencia, ella sacaba un rato para transformar mis argumentos. Lo que jamás barrunté  es que me denunciara por plagio.

 

 

 

1 comentario:

  1. Muy bueno. Me ha gustado. La vida siempre te sorprende.

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