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viernes, 20 de julio de 2018

Historias de la sierra de Cazorla.

Contaban los antiguos habitantes de los cortijos de la sierra de Cazorla, que su vida era muy dura, pues no tenían agua corriente ni, por supuesto, luz.
La supervivencia era complicada en aquellos inviernos que una nevada y su correspondiente helada podía dejarles aislados durante mucho tiempo.
Eran gente afable, pero dura, que sabía adaptarse a las inclemencias del tiempo y a las vicisitudes de la vida.
Durante uno de aquellos inviernos, en un cortijo solitario y aislado por una nevada se murio uno de los miembros de la familia. La única opción era enterrarlos en el pueblo más cercano, llevando al difunto en su ataúd a lomos de un mulo.
Ante la imposibilidad de darle sepultura la familia decidió   esperar el deshielo de la nieve, dejando al difunto en una habitación anexa. Era tanto el frío que el hombre medio se congeló y así la familia pudo proceder a su sepultura cuando el hielo empezó a fundirse.
Conozco esta historia desde siempre, no sé nombres, ni fechas ni lugares. No se si es verdad o leyenda, pero sabiendo la dureza de la vida en la sierra en otros tiempos me inclino a que sea cierta.

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