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lunes, 8 de junio de 2015

Las farolas de mi calle

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En las tórridas veladas de los veranos de mi infancia, las farolas iluminaban nuestros juegos , las ilusiones.
Las risas infantiles y el murmullo de los padres sentados al fresco, era con lo que contábamos para ser felices , y lo éramos a nuestra manera, no conocíamos otra, ni teníamos más , ni lo necesitábamos.
Alrededor de una guitarra cantábamos, contábamos historias reales o inventadas y observábamos el cielo.
Las noches de luna llena jugábamos al escondite , las demás a las prendas, y cuando nos cansàbamos y el fresco no llegaba para irnos a dormir , entonces observàbamos las luciérnagas y las estrellas fugaces.
Nuestros gritos infantiles se iban atenuando y poco a poco nos vencía el sueño, solo así la calle se quedaba vacía y en silencio.
Ahora las farolas dan más pena que luz. Los niños crecimos y nos fuimos.
En la calle ya no hay infancia , ni risas ,ni juegos, los mayores de entonces tampoco están .

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