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jueves, 18 de diciembre de 2014

Un instante de regresión.


Un instante de regresión.

Queridos reyes magos:

 Cuando era pequeña querría crecer rápido para dejar el nido y vivir en libertad mis propias experiencias. Ahora, que soy adulta, quisiera volver a la infancia, cerrar los ojos y hacerme pequeña, refugiarme en un mundo diferente, de magia, de ilusión, de alegría, de luz. Agarrarme de la mano grande y fuerte de papá y sentir que nadie ni nada puede invadir mi espacio. Acurrucarme en los brazos de mamá y notar alrededor  una burbuja protectora donde nada malo puede entrar. Donde la diferencia entre el bien y el mal está separada por una barrera de protección indeleble, donde la palabra problema suena extraña, donde las preocupaciones solo son cosas de adulto y pensar y vivir las derrotas de los otros, la  empatía, suena a palabra de un idioma desconocido.

Donde la ilusión se manifiesta en una carta a los reyes magos en la que pedir una muñeca o un cuento representa el mundo de la ilusión, la  fantasía, la  esperanza.  

Quisiera volver al nido. Olvidar por unos días  todo lo que sé de la vida: la injusticia, la desigualdad, la ambición, la duda ética ante un acto egoísta, saber discernir entre lo que está bien y lo que no, tantas cosas que  no he entendido, que me asaltan y no me dejan vivir, que crean en mi un estado constante de ansiedad que no me lleva a ningún sitio.

Quisiera arrancar de mi pecho el sentimiento desesperado de vulnerabilidad.

Quisiera, quisiera............

Desesperadamente:

 Lola.

 

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