Un instante de
regresión.
Queridos reyes magos:
Cuando era pequeña querría
crecer rápido para dejar el nido y vivir en libertad mis propias experiencias. Ahora,
que soy adulta, quisiera volver a la infancia, cerrar los ojos y hacerme
pequeña, refugiarme en un mundo diferente, de magia, de ilusión, de alegría, de
luz. Agarrarme de la mano grande y fuerte de papá y sentir que nadie ni nada
puede invadir mi espacio. Acurrucarme en los brazos de mamá y notar alrededor una burbuja protectora donde nada malo puede
entrar. Donde la diferencia entre el bien y el mal está separada por una
barrera de protección indeleble, donde la palabra problema suena extraña, donde
las preocupaciones solo son cosas de adulto y pensar y vivir las derrotas de
los otros, la empatía, suena a palabra
de un idioma desconocido.
Donde la ilusión se manifiesta en una carta a los reyes
magos en la que pedir una muñeca o un cuento representa el mundo de la ilusión,
la fantasía, la esperanza.
Quisiera volver al nido. Olvidar por unos días todo lo que sé de la vida: la injusticia, la
desigualdad, la ambición, la duda ética ante un acto egoísta, saber discernir
entre lo que está bien y lo que no, tantas cosas que no he entendido, que me asaltan y no me dejan
vivir, que crean en mi un estado constante de ansiedad que no me lleva a ningún
sitio.
Quisiera arrancar de mi pecho el sentimiento desesperado de
vulnerabilidad.
Quisiera, quisiera............
Desesperadamente:
Lola.
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