Abrí los ojos pensando que acababa de despertar .Me
invadió una gran sensación de ahogo, no podía ver nada, emití un leve sonido
con la intención de que alguien pudiera oírme, pero no hubo respuesta.
Como estaba tumbada no podía moverme, una especie de pared
impedía mis movimientos. Lancé los brazos al aire para intentar palpar lo que
había a mi alrededor, el habitáculo en el que me encontraba debía ser poco más
grande que mi cuerpo.
Empecé a ponerme nerviosa y a gritar, mi corazón,
desbocado, latía a una velocidad impensable, sin ritmo ni concierto, empezó a
faltarme el aire, cuanto más gritaba menos aire parecía tener para respirar. La
sensación de ahogo aumentaba a cada momento. Empecé a golpear la pared pero
nadie parecía oírme. En ese momento pensé que estaba enterrada y dentro de un ataúd.
Solo el pensamiento desató en mí un miedo atroz. Me entraron ganas de vomitar,
pero pensé que si lo hacia iba a atragantarme pues no podía ni hacer un pequeño giro con mi cuerpo.
Entonces supe que debía relajarme y respirar pausadamente
así quizá tendría alguna posibilidad de sobrevivir a esa lenta agonía,
imposible, no podía pensar en algo bonito, retuve varias veces la respiración
con la intención de acabar con mi sufrimiento, pero a los pocos segundos soltaba
el aire con gran alivio.
Pensar, pensar tenía que pensar, intentar recordar los
últimos minutos antes de esta pesadilla. Imposible, nada acudía a mi cabeza. Los
latidos de mi corazón no me dejaban pensar, seguro que se oían a varios metros
de distancia, me estaba ahogando definitivamente, sentí una punzada de dolor en
el pecho, la garganta me iba a reventar
de un momento a otro, la sangre ya no llegaba a mi cabeza y los pies los sentía
fríos, como si estuvieran encima de un mármol.
Una luz tenue y lejana me pareció ver, una voz en sordina
decía algo que no podía entender , pensé que estaba soñando y de un momento a
otro iba a despertar o que alguien se había dado cuenta de que estaba enterrada
viva y debían sacarme rápido de mi
tumba.
_ ¿Me oye?,¿ me oye ¿ oí claramente a través de unos cascos auriculares, alguien
estaba moviéndome, me sacaban de mi escondite, por fin pude respirar a pleno
pulmón.
Una voz de mujer con una bata blanca me dijo: Lo siento
mucho, mientras estábamos habiéndole su resonancia magnética se fue la luz y
mientras hemos puesto en marcha el equipo de emergencias , he tenido que
ausentarme unos minutos y usted ha debido marearse, en unos momentos seguiremos
con su exploración.
Me levanté como pude, me quité la aguja que había dentro
de una vena en mi mano derecha, saltó un chorro de sangre,
me apreté bien y salí corriendo de la sala .La enfermera, corriendo detrás de
mi, me decía algo que yo no quería ni escuchar.
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