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domingo, 14 de septiembre de 2014

La última batalla


 

 

Se fue corriendo, dejando el teléfono descolgado y la puerta de la casa abierta, con la mirada perdida y una mueca de intenso dolor en su cara. Le bastó  una sola  palabra para saber lo que  desde hace  tiempo  intuía.

  Ella sabía que si se iba a su casa a descansar, ante la insistencia de todos sus familiares, no iba a tener la oportunidad de darle un beso de despedida a su hijo pequeño, que, después de un largo año de intensa lucha,  la enfermedad le  había ganado la batalla.

 

 

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