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sábado, 7 de diciembre de 2013

Nubes blancas de algodón.


Se durmió soñando que él también podía volar y lo hizo como cuando era niño, entre  nubes blancas de algodón dulce. En el sueño  su madre  aún vivía, como la foto que tenía en su mesilla de noche.  Su padre no entraba en el sueño hasta más tarde y lo hacía sin previo aviso y con las manos ensangrentadas, como aquel día.  La última imagen que tenía de él era la de un hombre alto y delgado, con los labios resecos que asomaba  su sonrisa desdentada por  una ventana enrejada.
Hubiera querido no volver a soñar nunca, pero no podía evitarlo y cada vez que cerraba los ojos notaba ese  sabor agridulce  que le producía reencontrase con la imagen de su madre.

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