La
bruja mayor comunicó, al nuevo grupo, que la fiesta de primavera sería en
Valencia.
Llegaron exhaustas,
montadas en sus aspiradoras y escobas.
Desde un escondite
percibían un delicioso olor a buñuelos, chocolate y el sonido de cientos de
bandas de música precedidas de mujeres con unos trajes maravillosos que
dejaban a su paso un intenso olor a
flores.
El día 19, a media noche, sobrevolaron
Valencia. Apenas habían montado en sus escobas cuando vieron que la ciudad
entera ardía. A escobazos apagaron el
fuego.
Por
primera vez en la historia, no se pudieron quemar las fallas.
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