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viernes, 1 de febrero de 2013

La apuesta



¿Qué hace ahí fuera Lucas arañando la ventana disfrazado de zombi?
 Nadie respondió a la pregunta retórica de mi madre. Sabíamos que  Lucas y el abuelo llevaban meses gastándose bromas pesadas fruto de una apuesta que el abuelo  había olvidado  y con la que mi hermano esperaba conseguir un buen dinero.
Un día el abuelo se levantó  lúcido, se desnudó, se quitó la dentadura, se puso tomate frito por el pecho y se clavó un cuchillo de broma en el corazón dejando los ojos abiertos, fijos. Cuando Lucas entró, dio tal alarido que  supimos que había perdido la apuesta.

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