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sábado, 16 de febrero de 2019

Viejas historias de Cazorla.

Hace muchos años  hubo en Cazorla una familia formada por los padres y cuatro hijos varones.  El sustento de todos provenía de la huerta familiar.
El padre era un ser taciturno, obcecado, dominante y poco dado al diálogo. En su casa mandaba él y los demás obedecían. La mujer sólo podía  trabajar, obedecer y callar, como la cenicienta de un cuento malvado.
El hijo mayor conoció a una zagala muy guapa,  cuya sonrisa lo tenía encandilado. Cuando el chico le dijo a sus padres que quería casarse, el padre le dijo que hasta que se casara el último de sus hermanos no podía hacerlo él, puesto que lo necesitaba a su lado para contribuir a la economía de la familia. la madre callaba y lloraba y el padre daba su última palabra. Pasaron los años y la novia insistía: "o nos casamos o se rompe la relación".
El padre no dio su brazo a torcer, y el hijo, temeroso, aturdido, ofuscado y perdido amenazó con matarse. Un día, al salir la madre a la puerta de la casa de la huerta, encontró a su hijo colgando del àrbol  más alto.
La novía se casó años más tarde y la madre del chico dejó de vivir el mismo día que su hijo.

     

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